Una vez pensé que eras un fantasma verdadero, mi ángel de la Música invisible. Más tarde averigüé la verdad, que eras un hombre en todos los sentidos. Entonces, llegué a temerte, a temer tu poder, tu ira a veces salvaje, tu genio; pero ese miedo, iba acompañado de una fascinación compulsiva, como la que experimenta un conejo ante una cobra.
Frederick Forsyth.
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