Una mujer terminada antes de empezar. Había apagado la luz y sin embargo cerré los ojos. De repente sentí como una pedrada en los cristales y algo cayó dentro de la habitación. Encendí temblando... Era un ramo de rosas rojas, y un papel con una sola palabra: "¡Mañana!" ¿De dónde me venía aquel mensaje? ¿Quién fue capaz de encontrar entre tantas palabras inútiles la única que podía salvarme? "Mañana". Lo único que sentí es que ya no podía dormir esa noche sin saberlo. Y me dormí con la lámpara encendida, abrazada a mis rosas, ¡mías!, las primeras que recibía en toda mi vida... Y con aquella palabra buena calándome como otra lluvia: "¡Mañana, mañana, mañana...!
Alejandro Casona.
¿Mañana?
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