Desde la adolescencia, y aún desde la niñez, Khuyana soñaba con pájaros negros. Siguió soñando con ellos cuando tuvo que forjar sus armas para la guerra.
Y cuando tuvo que forjar más armas para el amor.
Fue un pájaro negro el que salió de su pecho cuando su cuerpo quedó tendido para siempre tras la batalla.
Es el pájaro que ahora me encuentro yo en mis sueños.
En Cuaderno de sueños de Ciruelo, Ciruelo Cabral (2010).
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